¡Hola! No, no se me ha tragado la tierra, ni he desaparecido entre tanto
apunte… sigo aquí y hoy os traigo una tarta que es bastante conocida, aunque yo
tengo la receta desde hace mucho tiempo guardadita en un cajón para ver cuál
era la mejor ocasión para preparársela a mi madre que le encantan estos
caramelos y llegó el día de la madre y aunque estaba muy ocupada la hice.
He de decir que es muy fácil y, sobre todo, rápida. Muy rápida. Rapidísima.
Es una tarta que admite, en mi opinión, muchas variaciones y que nos puede
sacar de algún compromiso ya en la hacemos en una media hora (si llega) y en un
par está cuajada y fresquita. Mejor si pasan más horas para que coja los
sabores pero así bastaría.
¿Por qué os digo que es tan rápida y fácil? Sábado por la mañana (de hace 2 semanas jajaja) era el
último día de congreso, de hecho viernes noche había incluso una actividad
nocturna a la que, por supuesto, y con lo que a mí me gusta el teatro, no podía
fallar. De hecho ir a esa representación salvó la tarta ya que tenía todo lo
necesario menos lo esencial: los caramelos. A mí me era imposible acercarme al
centro de Valencia a comprarlos y por suerte pude pedirle, en el último
momento, cuando me acordé que me trajera unos pocos. ¡Menos mal! Que si no… La
hice a “pedazos”, podríamos decir, pero aun así salió genial.
El sábado por la mañana empezábamos a las 10 y
antes de irme me dejé lo caramelos pulverizados y la base de galletas montada.
Cuando volví, por suerte no tan tarde como esperaba, aprovechando que mi madre
no estaba todavía en casa (era una “sorpresa” y lo entrecomillo porque ya me
diréis que tiene de sorpresa si compartimos nevera, jajaja) en un momento
(literalmente) preparé la mouse y la gelatina y la terminé de montar. Era la
primera vez que montaba nata y con las prisas me daba miedo, pero, por suerte,
todo salió bien. A mí, he de confesar, no me gusta la nata montada (solo en
helado, o, raramente, fresas con nata) ni su textura…y cuando empecé a probarla
con los caramelos no me gustaba nada y pensaba que se iba a ir al traste, pero,
al mezclarla con la leche y el queso, el sabor cambió espectacularmente para
bien y me tranquilicé.
Vayamos con la receta. Es una mezcla de varias que vi por ahí porque la que tenía guardada del periódico me parecía que tenía las cantidades muy grandes. Así que, a pesar de reducir, me dio para un molde de 24 cm que comen 10-12 personas y alguna más si los trozos no son enormes así que...
Para la base:
200gr de galletas (yo usé del tipo maría pero tengo claro que la próxima será con tipo digestive)
60 gr de mantequilla (yo diría que al gusto, hasta que veamos que queda toda la galleta unida)
2 o3 cucharadas soperas de leche (lo mismo que la mantequilla, dependerá de si os gusta la base más crujiente o más blandita.
Para la mousse:
500 ml de nata para montar
200 gr de queso cremoso (Philadelphia en mi caso que, en mi opinión, aporta un toque inmejorable a las preparaciones)
150 gr de caramelos de violetas
6 hojas de gelatina
1/2 vaso de leche
Para la cobertura:
150 gr de agua
100 gr de caramelos de violetas
2 hojas de gelatina.
La preparación es más corta que escribir la receta, así que vayamos a ello:
1. Picamos las galletas a nuestro gusto y las mezclamos con la mantequilla derretida y la leche hasta que quede "compacto". Lo repartimos en la base de nuestro molde, a ser posible desmoldable, y lo apretamos para que quede una base bien firme. La dejamos reposando en la nevera.
2. Montamos la nata según las instrucciones del paquete y cuando esté casi montada añadiremos el azucar de violetas qeu habremos preparado previamente pulverizando con la picadora los caramelos.
3. Hidratamos la gelatina en agua, calentamos la leche y la disolvemos en ella. Apartamos del fuego y añadimos el queso crema removiedo hasta que no quede ningún grumo. Añadiremos esta mezcla a la nata cuando se temple un poco y removemos suavemente con unas varillas (yo lo hice de forma manual, muy suave y envolvente).
4. Vertemos el contenido sobre la base de galleta y ¡a la nevera!
5. Para la cobertura hidrataremos las dos hojas de gelatina y, mientras tanto, pondremos a fuego no muy alto los caramelos con el agua. Una vez se hayan disuelto apartamos del fuego y añadimos la gelatina removiendo muy bien. Dejamos que se temple, que esté casi a temperatura ambiente ya que, de lo contrario, podría derretir la mouse, y lo repartimos sobre la tarta.
6. Ahora solo queda dejarla enfriar por completo y, en unas 4 horas, estará lista para consumir.
NOTA: lo mejor es dejarla reposar de un día para otro y comérsela muy fría. En caso de que sobre porque sois pocos en casa como en mi caso congela perfectamente, incluso diría que estaba mejor, con un sabor más acentuado a violetas tras la congelación.
Bueno, y aquí me despido de vosotros, espero que hasta pronto, porque, sinceramente, empiezo a echar de menos preparar cositas para el blog, hacer las fotos, pensar en qué receta puede ser más llamativa...
¡Salud y buen provecho!
P.D: mientras escribo estas líneas tengo mi nueva heladera en marcha preparando un helado light así que, supongo, ya imagináis sobre qué será el próximo post. =)
Que riquísima tiene que estar!!!
ResponderEliminarMe encantan las violetas y estas tartas sin horno son geniales para el verano!
Que rica!!!me parece fantastica!!!y ya veo que estas bien liada pero con recetas así merece la pena esperar tus publicaciones,besos!!
ResponderEliminarTiene muy buena pinta. Las recetas rapidas estan muy bien ;)
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