lunes, 15 de julio de 2013

Pastel de zanahoria

La verdad es que no sabía muy bien como llamar a esta receta. Todo el mundo la llama "carrot cake" pero ¿por qué tenemos que utilizar un término en inglés que es posible que mucha gente desconozca? Seamos realistas, no hay nada mejor que, si existe la posibilidad, llamar a nuestas recetas con bonitos nombres españoles que resulten tan descriptivos como lo eran en su lengua de origen. Sí, me sale la vena filológica, pero hoy en día cuando uno va a un bar, o va con alguien que sepa inglés, o necesita un diccionario. Yo misma me encuentro muchas veces haciendo de traductora. Entiendo que esto ocurra, por ejemplo, en un local americano, donde se reúnen americanos y sirven comida americana. Solemos ir a uno y la carta está en inglés, bien, tiene sentido. Pero que en locales regentados por españoles la carta sea en inglés solo porque suena "mejor"... no sé, es como cuando los extranjeros en vez de "party" la llaman "fiesta" aun estando en su país. Pues es lo mismo, resulta extraño, fuera de lugar, aunque nosotros como consumidores/cocineros aceptemos el juego y lo sigamos. Está claro que un cupcake es un cupcake, ha venido desde lejos y encima no tenemos una palabra autóctona para denominarlo, lo mismo con algunos ingredientes que, hasta hace no mucho, por aquí solo eran conocidos por cocineros a un nivel muy por encima de la cocina cotidiana, pero ¿qué ocurre con una tarta/pastel de zanahoria? Porque "Carrot cake", mejor no. 


Un poco torcida... pero con el aire que hacía no me atreví a montar el trípode. ¡Menuda tormenta se montó en pocos minutos!


Mi duda principal estaba entre llamarla tarta o pastel, pero en realidad no es ninguna de las dos cosas al uso, quizás más un pastel que una tarta típicamente española. Esta la preparé para una cena de bienvenida/despedida. Bienvenida de un compañero que había pasado el curso en Praga con una beca erasmus y volvía ya para quedarse; despedida porque era la última cena con los compañeros de carrera. No todos terminan este año, pero sí una parte de nosotros, y después, aunque las opciones no son muchas al terminar, tampoco coincidiremos en nuestros estudios de posgrado. Aunque quedemos a tomar un café de vez en cuando no será ya lo mismo... desde siempre nos ha gustado montar cenas en las que cada uno preparaba una cosa. Excepto en una cena de navidad, me he encargado casi siempre de preparar el postre: cenas, comidas, cumpleaños... han ido siendo mis conejillos de indias, pero yo sé que les gustaba: que si un bizcocho, un brownie, cocas, galletas... de todo han ido probando y yo experimentado. Recuerdo que el año de segundo les dio por hacer "cata de cocas" cada semana llevaba una uno. A mí me dio por ponerme a dieta ese curso y creo que no caté ni una...   

Cuando decidí preparar esta tarta tuve miedo de que no les gustara, aunque como el brownie de manzana caramelizada había sido un éxito pensé que les gustaría. Hubo suerte, les encantó y sorprendió a la vez, y lo que sobró gustó también en casa, así que me la apunto para cualquier otra ocasión. Aunque la decoración según mi novio parece que esté derretida, decidí hacerla así, la cobertura era muy suave y aunque podía dejarla bien lisa me gustó más el toque rústico, como la coca de zanahoria que lleva dentro, que no es un bizcocho fino. Era la primera vez que me ponía a decorar algo seriamente, que montaba una tarta de pisos (aunque fueran solo dos) pero estoy satisfecha con el resultado. La decoré sobre el mismo plato, que como era un pelín hondo, algo que era ideal por ser del mismo diámetro del molde por lo que me aseguraba que por el camino no se movería, me causó algún inconveniente, pero nada que no se pudiera solucionar.

La receta la vi en muchos blogs, es de Peggy Porschen y la verdad es que me estoy planteando ahorrar un poco y adquirir el libro, porque salió genial. Yo cambié la piña por manzana (no quise arriesgar tanto, sobre todo por el público a que iba dirigida) y las nueces por pasas, en este caso porque yo no debería comer nueces aunque me encantan. La cobertura la saqué de Food and cook aunque también la modifiqué, quedando buenísima, muy suave, nada parecido a un buttercream, aunque sí un poco empalagoso, en las cantidades os doy una recomendación para la cantidad de azúcar. 

INGREDIENTES para un molde de 18 cm:

  • 140 ml de aceite
  • 200 gr de azúcar moreno
  • 1 huevo L o XL
  • 320 g de zanahorias
  • 280 g de manzana (viene a ser una de esas enormes amarillas del sudtirol)
  • 290 g de harina
  • 3/4 cucharadita de postre de bicarbonato
  • 3/4 cucharadita de postre de levadura química
  • 1 cucharadita de postre de canela molida
  • pizca de sal
  • 1 cucharadita de vainilla
Para la cobertura:
  • 200 ml de nata para montar
  • 250 g de queso Philadelphia
  • 30 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 150 g de azúcar glacé (aunque quede menos firme pueden usarse solo 100g pues queda muy dulce para mi gusto, a pesar de haber reducido la cantidad de azúcar y aumentado la de queso).

La PREPARACIÓN, paso a paso


1. Rallamos la zanahoria y la manzana. En este caso, un tercio de la zanahoria la rallé más gruesa que el resto, con el mismo tamaño que la manzana.
2. Mezclamos el azúcar moreno con el aceite y añadimos el huevo. Lo batimos bien y veremos cómo poco a poco empieza a disolverse el azúcar. Incorporamos la vainilla en este momento.
3. Añadimos la zanahoria y la manzana junto con las pasas. 
4. A continuación, tamizamos la harina con el bicarbonato, la levadura y la canela y la incorporamos en dos veces mezclando suavemente con la espátula. Es posible que parezca que no se va a mezclar, pero la manzana suelta jugos conforma se mueve y consigue integrarlo todo. 
5. Horneamos a 180º durante una hora si solo tenemos un molde, como en este caso. 
6. Para la cobertura montamos la nata bien firme con una cucharada sopera de azúcar glacé. Después, batimos el queso crema, la mantequilla y el resto del azúcar en un bol hasta que quede una crema firme pero suave. 
7. A la crema de queso le añadiremos, de forma envolvente y mezclando con una espátula, la nata que previamente habíamos montado. Refrigeramos hasta montar el pastel: se puede poner una capa solo por arriba, abrirla por la mitad y poner también ahí o cubrirla como si fuera una tarta. Guardándolo en la nevera la cobertura aguanta perfectamente y está mucho mejor fría, y el bizcocho conserva toda su jugosidad sin resentirse por el frío. 
8. Opcionalmente, espolvoreamos por encima un poco de almendra molida tostada con azúcar. 


¡Salud y que proveche!

P.D: no sé cómo estará ahora el ritmo de publicación, pues con el uso de un Internet everywhere no puedo publicar con la asiduidad que me gustaría, de hecho, esta tarta llevaba ya días pendiente. No solo eso, sino que, como ya comenté en alguna entrada anterior, me voy casi 2 semanas fuera a Alemania por motivos académicos y supongo que no estaré operativa durante ese tiempo, después saldré de vacaciones, por lo que supongo que a partir de mediados de agosto volveré a estar por aquí. Si no vuelvo antes, ¡felices vacaciones! 




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